Versión extendida del artículo publicado en el libro de Fiestas de Santa Eugenia (Huecas, 2015).
La roca caliza que emerge al sur del término municipal de Huecas en cerros y lomas es continuación de la formación geológica de calizas lacustres del Mioceno que afloran en los contiguos términos de Barcience y Villamiel, extendiéndose desde las inmediaciones de Torrijos a Villaluenga. Rocas con afloramientos diferentes: unas rocas más blancas y otras más amarillas, unas más duras y otras más débiles, unas con más cal y otras con bastante sílice.
En nuestro municipio se encuentran diversos tajos de frente de roca de los que se ha obtenido roca para mampostería y pavimento de calles, así como hornos de cal. Destacando sobre todos ellos, por su tamaño, las canteras del Valle de las Higueras y la cantera de Asland.
La cantera de piedra labradera del Valle de las Higueras.
Se conoce como cantera de piedra labradera a aquella en la que la piedra es labrada in situ en su lugar de extracción, para ser arrancados una vez terminados, para su instalación.
En las Relaciones de Felipe II en 1576 es citada con las siguientes palabras “hay una cantera labradera de piedra blanca” por lo que es más que probable que su explotación viniera realizándose al menos desde un siglo antes coincidiendo con la construcción de numerosos edificios religiosos y civiles en la comarca de Torrijos. Y por el otro extremo, su explotación a nivel “industrial” podría alcanzar hasta finales del siglo XVIII, dado que, también es mencionada en las Relaciones al Cardenal Lorenzana.
Se caracteriza esta cantera por ofrecer una piedra porosa, blanca con tonos amarillos, blanda y fácil de labrar. Dicha piedra se usó como sillares de zócalos, dinteles, columnas, nervaduras y esculturas. A falta de referencias escritas, podemos sospechar su uso en la capilla mayor de la iglesia de Huecas y en la Colegiata, Capilla del Cristo y Palacio de los Duques de Maqueda de Torrijos, siendo sus portadas y ventanas las joyas de esta cantera. Así como, en otros elementos menores como son los rollos de justicia de Huecas y Fuensalida o las pilas bautismales de Huecas y Rielves.
Paseando por el paraje se pueden encontrar diferentes tajos de cantera con bloques de piedra labrados o semilabrados preparados para su extracción, restos de ceniza de sus fraguas en los que se aguzaban las herramientas de trabajo y gran número de montones de escombrera.
Corte de sillar.
Las canteras de piedra no labradera.
Diversos cortes situados al sur del término (Carrascales, Los Picos, Valle del Concejo, Valle de la Fuente Santa, Valle de las Higueras, Valhondo, Pilillas o el Hierro) reflejan la extracción de roca para mampostería, cimiento y empedrado. A diferencia de la cantera de piedra labradera, esta roca es más dura y con un mayor contenido en sílice siendo en muchos casos bloques de sílex.
Los libros de fábrica de la iglesia de Huecas documentan en 1595 el origen de la piedra de la torre de Carrascales y de Valhondo en Huecas y de Argance en Villamiel. El tajo del corte de Carrascales es visible al día de hoy y permite hacerse una idea del sistema de trabajo tradicional. En cambio, en Argance los cortes descubren barrenos para explosivo lo que da cuenta de que, su extracción continuó hasta épocas muy recientes.
Los cortes en dichos parajes y los localizados en Los Picos, Valle del Concejo, Valle de la Fuente Santa y Valle de las Higueras revelan que las cantidades extraídas de piedra fueron enormes. Mariano Esteban llegó a escribir que de Huecas salió la piedra de los castillos de Maqueda, San Silvestre, Barcience, Caudilla, las casas solariegas de los grandes señores, los hospitales y conventos y la mayor parte de nuestras iglesias. Yo no me atrevo a realizar tal afirmación, si bien, la cantidad fue excepcional, su extracción es superficial por lo que no alcanza tal magnitud y descuida que existían otras canteras situadas en la confluencia de Torrijos-Novés (Olveite)-Barcience; las de la Cruz de la Calera y cerro del Castillo en Barcience; y Argance en Villamiel que podían suministrar idéntico material. Incluso en Renales (Fuensalida) se localizan cortes similares.
Otras canteras de nuestro entorno ya más recientes son las del Cerro de la Mesa en Rielves o las situadas en Villamiel entre la dehesa de Cabanillas, Cerro de las Cabezas, las Caleras y Canteras y el Cerro del Manzanar que fueron explotadas a finales del siglo XIX y comienzos del XX para pavimentación de calles y carreteras y balasto de la vía de ferrocarril Madrid-Cáceres. Nuestros mayores recuerdan todavía en la década de los 60 el paso de carros desde Fuensalida que venían a recoger piedra de las Pilillas para adecentar el tránsito de sus calles.
La aparición del ladrillo supuso el casi abandono del uso de la piedra en construcción de edificios, que quedó relegado a cimientos y zócalos. Como así ocurrió en 1928 con la construcción de las escuelas, por las que el Ayuntamiento se comprometía a participar con 150 m3 de piedra de canteras de la jurisdicción. Por otra parte, el abandono de la piedra supuso el de las canteras, lo que obligó a reutilizar la piedra de otras construcciones, como por ejemplo el muro que delimitaba la finca del Bosque, que podrían ser los límites de la villa romana de Huecas.
La Cantera de Asland.
La “Compañía General de Asfaltos y Portland Asland” fue creada en 1901 en Cataluña. Para su expansión industrial hacia el centro peninsular instaló una fábrica de cementos en Villaluenga de la Sagra que entró en funcionamiento en 1926, siendo inaugurada en 1928 por el rey Alfonso XIII. Pronto se agotó la caliza que ocupaba la coronación del cerro del castillo de Villaluenga y hubo que ir a buscarla a Huecas, a 30 Km de distancia.
Para ello, valiéndose de la línea de ferrocarril Madrid-Cáceres, construyó un ramal de 3 km de longitud desde el punto kilométrico 75, que en término de Rielves se adentraba paralelo al camino de Huecas a Toledo hasta alcanzar unos andenes de carga (llegando casi al camino de Huecas a Rielves). Similar operación había realizado la compañía al poner en funcionamiento en 1927 un ramal entre Villaseca de la Sagra y Villaluenga.
Situada la cantera en los parajes conocidos como “La Rehoya”, “La Cocinilla y “Las Galianas”. La apertura de la explotación debió tener lugar en 1927 y su cierre en torno a 1932. En un primer momento, para la obtención de Thenardita y posteriormente, para la obtención de cal para la fabricación de cemento. Para este último propósito contaba con dos tajos de corte: uno al oeste, en Rehoyas y otro al este, en “Cocinillas” o “Pernalosa”; línea de ferrocarril en “Las Galianas”, una zona de cocina y vaquerías, un polvorín y dos andenes de carga (uno por tajo). Y muy próximo, un horno de cal.
En marzo de 1927 el Boletín Oficial de la Provincia de Toledo publica la intención por parte de Asland de prospectar el mineral de sulfato de sosa o Thenardita en el paraje de las Galianas en la mina que titularán “Victoria” pero dos años después renuncia a continuar los trabajos, desconociéndose si se llegó a excavar.
No obstante, sí existen noticias de estar funcionando como cantera de caliza. La Memoria del curso de 1930 de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo recoge la aparición de “restos prehistóricos y paleontológicos de cierto interés, pero que se perdían para la historia y para la investigación científica, por la ignorancia de los obreros y por el menosprecio hacia estos asuntos de las personas ajenas a estos estudios”. A finales de 1930 el diario toledano “El Castellano” informa de un accidente ferroviario con cinco heridos por un error en el cambio de agujas. En 1931 se concede la construcción de un polvorín. Y este mismo año y diario se hace eco del conflicto sociolaboral que soportaba el municipio de Huecas aquejado de que la mayoría de los obreros en la cantera eran forasteros a pesar del paro obrero que sufría la población, y por otra parte, de un robo de herramientas.
Sin más noticias, todo apunta al fin de los trabajos en una fecha que al menos alcanza el año 1932. Testimonios orales apuntan a que la paralización se debió a la aparición de “pedernales” (piedra muy dura formada principalmente por sílice y que al romperse forma unos bordes muy cortantes) que no ofrecían buena calidad de cal. Cierto es que, el tajo de la Cocinilla es conocido también como “Pernalosa” por la gran cantidad de pedernales que existen. El caso es que, la caliza de Huecas se sustituyó por la de Yepes.
Una visita al tajo de la Cocinilla o Pernalosa nos permite imaginarnos cómo eran las fatigosas jornadas de trabajo en la cantera; faena de gran esfuerzo por el trabajo de pico, azadón y pala y el movimiento de cargas. En una primera vista, encontramos un andén de carga del ferrocarril al que llegan carriles por el que circulaban vagonetas tiradas por mulas y/o carretillas cargadas de piedra. Una mirada desde este andén nos permite descubrir el trayecto de la vía del ferrocarril. Paseando, los cimientos de los edificios de cocina y vaquerías de los animales de labor y ya en el corte, los barrenos para explosivo en la roca. Retirado, a lo alto de un cerro, se encuentran los cimientos del polvorín. Y un poco más lejos, junto al camino de Toledo, un pequeño horno de cal, conocido como “el Calerín” en el talud del cerro.
Abandonadas las canteras, pasada la Guerra Civil, las personas mayores de Huecas recuerdan como diferentes personas hurtaban los raíles y traviesas de la vía de ferrocarril (que en Rielves era conocida como “La Vía Asland”). Tanto que, no quedan más que tornillos sueltos y la explanación de balastro de la vía ha quedado integrada en las tierras de labor inmediatas soberbiamente. El lugar, quedó impracticable para el cultivo, quedando en la práctica como refugio de fauna donde la tranquilidad que gozaban los conejos, liebres y otros animales, incluidos zorros, tan sólo se veía alterada por ocasionales cacerías, esporádicas prácticas de tiro que realizaba el Somatén y por algún curioso que se acercaba a pasar revista al manantial que creaba un pequeño humedal y a la cueva conocida como “Boca la Zorra”.
Dicha calma en el lugar se rompió en abril de 1986 cuando el alcalde del Ayuntamiento de Torrijos solicitaba licencia municipal para la instalación de un vertedero “controlado” de basuras en unos terrenos que adquirirá dicha entidad. La Corporación Municipal de Huecas tras discutir el proyecto en varias sesiones plenarias resuelve en marzo de 1987 denegar la licencia. Acertada premonición, en vista a lo que se convertiría aquello. Una década después, el alcalde de Torrijos, y a la vez presidente de la Diputación, aprovechando que el gobierno municipal de Huecas era del mismo partido político consigue sacar adelante el proyecto a cambio de arreglar medio camino (desde la escombrera hasta un punto en que se acabó el asfalto) de Huecas a Rielves. De esta manera, consigue con una “jugada maestra” resolver su problema de falta de terreno y trasladar a un pueblo vecino sus escombros. Aquel proyecto que iba a ser un vertedero de residuos de demolición y construcción procedente de las nuevas edificaciones que se realizaban en Torrijos, se convirtió durante 20 años en una megaescombrera incontrolada para toda la comarca gestionada por una empresa privada hasta el año 2013 que con una somera explanación parece que se daba por cerrado el lugar sin un plan de recuperación del lugar. ¡Por fortuna! Solo alcanzó el tajo de la Rehoya (tajo oeste), librándose el de la Cocinilla (tajo este). El resultado es: taludes con una pendiente exagerada, que lleva a los propietarios colindantes a estar abocados a derrumbes sobre sus tierras; un andén, vestigio etnológico industrial y la “Boca de la Zorra” enterrados por la codicia; plaga de conejos y roedores; daño al suelo y a la hidrogeología del lugar puesto que allí se vertía de todo; etc, etc, etc.
En definitiva, un desastre ambiental para Huecas. Ahora, finalizada la actividad es el momento para comenzar una recuperación del entorno por el propietario, más cuando está dentro de la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) “Área esteparia de la margen derecha del río Guadarrama”.
Galería fotográfica.
Croquis a partir del vuelo americano 1945-1946.
Vista del tajo de “la Cocinilla” desde el Calerín.
Andén de “la Cocinilla”.
Entrada a la escombrera de Las Canteras desde el camino de Huecas a Rielves. 21-12-2014.
Taludes de la escombrera junto a las “Galianas” 21-12-2014.
Nota:
- Por favor, si copias, no me importa pero cita el blog https://laplaniza.blogspot.com
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